Calentamiento global, acciones inmediatas

El Universal — sábado 16 de enero, 2010

Durante la primera quincena de diciembre pudimos seguir las declaraciones de los representantes políticos y técnicos de los países que acudieron a la cita en Copenhague (COP15), organizado por la Secretaría de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU.

Uno de los propósitos fundamentales era escuchar y discutir propuestas concretas de los países desarrollados o denominados «Países del Anexo I del Protocolo de Kyoto» con relación a las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. El Protocolo de Kyoto pretende determinar cifras concretas de reducción de emisiones de dichos gases a más tardar para el año 2012.

Lamentablemente, los países desarrollados no tenían la intención de fijar ahora estas cifras de reducción de emisiones por lo que causó que la Cumbre en Copenhague fuera un fracaso, traduciéndose en una pérdida de tiempo que va en detrimento de nuestro medio ambiente.

La conclusión fue la mera lectura de un «papel» no vinculante donde los países ofrecen adelantar esfuerzos mientras se encuentran nuevamente en México en el año 2010. Triste resultado para nuestro convulsionado y contaminado planeta.

Por ello, resulta favorable la postura asumida por la Dra. Claudia Salerno Caldera, directora de Cooperación Internacional del Ministerio del Ambiente de Venezuela ante la COP15 al exigir enérgicamente que los países desarrollados fijen y cumplan con determinar en forma clara sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Por el bien de la humanidad hay que esperar que los países logren un consenso en la cita pautada en el 2010.

En todo caso, mientras esto ocurre, Venezuela tiene a su alcance varias alternativas para contribuir en forma objetiva a la disminución del calentamiento global. No se puede olvidar que, si bien una parte importante de la responsabilidad por el calentamiento global recae sobre el mundo industrializado, no es menos cierto que todos los países deben redoblar sus esfuerzos en pro de la reducción de emisiones contaminantes. Hay que tener presente que la capa de ozono es una sola y no está dividida en forma «geopolítica» por lo que toca a todos sin distinción reducir los posibles daños.

Venezuela puede aprovechar los mecanismos dispuestos en el Protocolo de Kyoto, para adoptar e implementar los denominados Mecanismos de Desarrollo Limpio («Clean Development Mechanism») que permite el desarrollo de proyectos de inversión y transferencia de tecnología en Venezuela para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por parte de países desarrollados, genuinamente comprometidos con el medio ambiente. Estos mecanismos funcionan con éxito en países similares a Venezuela.

Pensando en forma local, se puede transformar el grave problema de la acumulación, tratamiento y disposición de la basura, haciendo de ésta un generador de «energía limpia» mediante el aprovechamiento del gas metano que se genera por la acumulación de desechos orgánicos en los rellenos sanitarios. Esta energía limpia pudiera utilizarse por ejemplo como combustible para alumbrado público, tan necesitado en estos tiempos. Esto no es imposible ni algo del futuro. Ocurre y opera en otros países.

Estos proyectos, tanto los denominados Mecanismos de Desarrollo Limpio así como la operación de rellenos sanitarios con estas características requieren de la aprobación y voluntad del Ejecutivo Nacional por intermedio del Ministerio del Ambiente, en coordinación con los municipios para el caso de la basura.

Desafortunadamente, las dificultades para alcanzar estos objetivos son de orden político, reto nada fácil en los tiempos que vivimos. Debe privar el interés de la salud pública y medio ambiente sobre los intereses políticos particulares. Esperamos que la vehemencia demostrada en Copenhague por nuestra representante pueda replicarse dentro del Ministerio del Ambiente y otras instancias del Ejecutivo Nacional y que permita que se implementen en Venezuela proyectos de esta naturaleza que van en beneficio de sus ciudadanos y del medio ambiente, pudiendo servir como ejemplo de desarrollo sustentable y «buen vivir» frente al mundo.